Sentado en el columpio
el ángelus dormita
Enmudecen los astros y los frutos
Y los hombres heridos
pasean sus surtidores
como delfines líricos
Otros más agobiados
con los ríos al hombro
peregrinan sin llamar en las posadas
La vida es un único verso interminable
Nadie llegó a su fin
Nadie sabe que el cielo es un jardín
Olvido.
El ángelus ha fallecido
Con la guadaña ensangrentada
un segador cantando se alejaba.
Gerardo Diego.
Enhorabuena Francisco. Aunque no pude asistir, me ha llegado la ilusión de vuestro trabajo a través de estas líneas. En Porzuna tenemos el orgullo de haberte oído recitar en público por primera vez a Miguel Hernández. Nos dejaste ya entonces muy sorprendidos y emocionados porque no era habitual esa sensibilidad, esa pasión poética en un alumno de 3ª de ESO.
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